Origen e historia de la raza: Existen dos corrientes para aclarar el origen de esta raza. La primera dice que el Mastín de Nápoles desciende del Mastín del Tíbet, que según muchas teorías, sería la raza canina más antigua de la que tenemos constancia. La otra sostiene que los mastines napolitanos son el resultado de cruces de perros de guerra asiáticos para combatir con otros animales, incluso contra luchadores. Los primeros mastines asiáticos habrían sido importados de la India a Grecia por Alejandro Magno en el 300 A.C y fueron los griegos quienes hicieron conocer la raza a los Romanos que la utilizaron para combates de circo.
Vive desde hace más de 2000 años en la región de Nápoles, en la que ha resisitido incluso las penurias provocadas por las guerras. La raza estuvo a punto de desaparecer totalmente durante la Segunda Guerra mundial. Su primera aparición oficial data de 1946 y el estándar definitivo actual fue establecido en 1949.
Temperamento y carácter: A pesar de su aspecto moloso y feroz, el Mastín napolitano es un animal inteligente, noble y pacífico. Es una raza equilibrada, tranquila, cariñosa y dulce. Es un animal con un increíble su coraje y una resistencia al esfuerzo magnífica.
Reúne las características de un perro guardián y defiende perfectamente su territorio y a sus dueños. A pesar de todo, es adorable con los niños. Mucha atención: el Mastín napolitano puede volverse incontrolable, arisco y muy peligroso si su propietario lo adiestra para atacar. Por tanto, requiere de un adiestramiento temprano y huyendo de esa conducta agresiva.
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